Las primeras etapas de la París-Niza acostumbran a reunir, en el último lustro, varios de los mejores y más feroces días de ciclismo de toda la temporada. Disputadas en el corazón de Francia, entre carreteras estrechas y poblados novelescos que el Tour no acostumbra a visitar, los ciclistas se encuentran a merced de las bajas temperaturas, la lluvia y el viento. Como resultado, rara es la ocasión en la que, como digo, los aficionados no obtenemos de estas jornadas de la irónicamente conocida como «Carrera del Sol» varios de los mejores momentos de la temporada.

Ayer, Julian Alaphilippe, al que se le suelen asociar malos rendimientos en jornadas de lluvia, mostró una versión cercana al ciclista avasallador que fue en cada carrera que disputó el año pasado. Le ha costado levantar cabeza tras finalizar extenuado un Tour de Francia que, por mucho que dijeran, jamás tuvo la más mínima opción de ganar. En la pelea por unos segundos de bonificación en un sprint intermedio ubicado tras una cota de un escaso kilómetro de longitud, atacó, soltó a un indolente Nairo Quintana y se llevó consigo a Tiesj Benoot. Ambos llegaron a tener 40 segundos largos sobre un pelotón previamente menguado después de una serie de cortes que había provocado el Deceuninck, pero el potente trabajo de Bora-Hansgrohe echó abajo una ventaja que intuíamos definitiva. Maximilian Schachmann y Dylan Teuns aprovecharon la última cota, que contenía un empedrado precioso en Neauphle-le-Château, pueblo típico de la Francia profunda, para echar mano a Alaphilippe y Benoot que, extenuados, no tuvieron opción de pelear por la victoria de etapa, que Schachmann solventó con relativa facilidad.

Hoy, Alaphilippe y Quintana, principales favorecidos de la primera jornada, han visto sin embargo la otra cara de la moneda en la segunda. El francés ha pinchado en el peor momento posible, instantes antes de que comenzaran a formarse los cortes definitivos en el pelotón, y el colombiano, que siempre ha sabido ubicarse con maestría en etapas de estas características, ha besado el suelo cuando ya había salvado el momento más crítico. El Trek-Segafredo, con un inmenso Mads Pedersen (sí, el campeón del mundo) tirando en favor de sus compañeros, y el Bora-Hansgrohe, con Peter Sagan entregado en labores de gregario, seleccionaron el pelotón hasta dejarlo en un mísero grupo de poco más de diez ciclistas, incluyendo en el mismo a Vincenzo Nibali y a un impresionante Sergio Higuita, que son ahora las grandes amenazas de un Schachmann al que será difícil mover del liderato. En el sprint por la victoria, para sorpresa general, Giacomo Nizzolo ha barrido a Pascal Ackermann y Jasper Stuvyen. Comienza a notarse la llegada de Bjarne Riis a la dirección del NTT Pro Cycling.

El pelotón de la París-Niza, en el transcurso de la segunda etapa. © A.S.O

Pese a la merma que ha supuesto la expansión del COVID-19, o Coronavirus, por Europa, que ha afectado a todos los deportes pero, como bien saben, en especial al ciclismo, con la suspensión de todas las carreras italianas que se disputan en el mes de marzo, no se está echando demasiado en falta a equipos de la talla del Jumbo-Visma o el Mitchelton Scott, que han preferido ausentarse de la carrera francesa para no exponer a sus ciclistas y al resto del staff al dichoso virus. Mucho me temo que, por lo menos en España, país al que le corresponde organizar los dos grandes próximos eventos del World Tour, la Vuelta a Cataluña y la Vuelta al País Vasco (comunidad autónoma que, junto con Madrid, más casos de Coronavirus está reportando) la situación continuará empeorando y alcanzaremos las cotas más altas de infectados en las próximas semanas. Lógico, por otra parte, si tenemos en cuenta que, al contrario de lo que está ocurriendo en Europa, en España no se han prohibido las aglomeraciones públicas (el domingo cientos de miles de personas salieron a manifestarse con motivo del día de la mujer) y tenemos al médico director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, dando ruedas de prensa diarias entre risitas y datos desactualizados. Me encantaría poder decir lo contrario, pero me temo que, en este momento, tanto las próximas carreras españolas como las clásicas belgas, así como la París-Roubaix, están completamente en el aire. Por tanto, haremos bien en disfrutar todo lo que podamos de la París-Niza, ya que puede ser el último evento ciclista que veamos disputarse en las próximas semanas.